Un día intentaron secuestrar a una pequeña compañera de juegos

vehiculoscaraEn estos días me vino a la mente un hecho que ocurrió en 1956 o 1957, cuando vivía en la calle Dos Oriente de Viña del Mar. Jugábamos unos cinco o seis niños y niñas en la esquina del pasaje de Nueve y Medio Norte, cuando un sujeto que venía en bicicleta por la acera a gran velocidad, con una pericia increíble, cogió por la cintura a la más pequeña del grupo y se la llevó, pese a que la chiquilla gritaba y pataleaba con mucha fuerza.

Presintiendo algo grave, todos, chillando como locos, salimos corriendo detrás del ciclista que perdía la estabilidad con los movimientos de la niña y alertamos al carabinero que era el novio de la Hilda, nuestra chica de servicio doméstico, que la visitaba en la puerta de la casa.

El policía que no estaba de guardia, pero sí uniformado como se estilaba por aquellos años, salió corriendo detrás de nosotros, nos adelantó y se avalanzó sobre el individuo de la bicicleta, arrancando a la niña de sus brazos. propinándole luego al tipo, un tremendo golpe que lo tiró al suelo.

Recuerdo, además, que en pocos minutos, mientras el agente apoyado por varios adultos reducían al hombre, la calle se llenó de patrullas y más policías y más adultos y nos mandaron a cada uno a casa. Nunca nadie nos preguntó nada.

Esta es una anécdota que terminó bien porque había un carabinero cerca.

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